I was stupid for letting you go...

I was stupid for letting you go...

lunes, 4 de febrero de 2013

Capítulo 7. No me importa si es por él.

Narra Martha.

Veo como su cara está completamente pálida del miedo. Se quita el abrigo y veo como se tira al lago sin importarle nada más que yo y salvarme, bueno salvarme, solo tengo frío, aunque tanto que apenas puedo moverme y reaccionar.

--Lo siento, lo siento, lo siento, lo siento de verdad-me dice asustado mientras me coge y me pone contra su pecho, el cual está mucho más caliente que yo pese a estar en el mismo agua.

Me saca de allí en brazos, notando como todo el agua que ambos tenemos cae al suelo. Su cuerpo tiembla del frío, elevo la mirada para ver sus rizos empapados caer por su cara, la cual parece empalidecer por segundos. Sus labios, normalmente rosados y brillantes, pidiendo a gritos ser besados, ahora están morados por completo, lo que me hace sentir una horrible persona porque esté así solo por mí y aún así esté llevándome.
Aún temblando coge el abrigo que se había quitado para poder llegar hasta mí y me lo pone, moviendo mis brazos como una muñeca mal articulada, ya que del frío apenas puedo moverme correctamente.

--L-lo siento...-digo castañeteando los dientes.
--No-o...ha-ha sido...mi culpa-dice también temblando.

En brazos y moviéndose todo lo rápido que puede por las calles, veo a lo lejos su casa. Él parece haber cogido calor por la carrera y la adrenalina de todo lo que ha pasado. Me agarro a su camisa con los dedos agarrotados y sintiendo su pecho palpitante y cálido en mi oído, lo que hace que me tranquilice notablemente.

--Soy un estúpido, enserio, lo siento-se disculpa mientras abre la puerta de su casa como puede.
--No...no pasa nada-digo tiritando.

Sube las escaleras de dos en dos para llegar lo más rápido que puede, me lleva a su cuarto, en el que tantos días nos hemos pasado la tarde haciendo la nada. Me deja en su cama en su mullida y seca cama y me quita la ropa como puede, con algo de dureza, pero supongo porque no quiere que esté más tiempo con esta ropa helada. En otra situación me hubiera quejado y me hubiera opuesto a quedarme en ropa interior, pero mi cabeza va un poco lenta todavía. Él también se quita su ropa fría, dejándome ver su pálido y parcialmente tonificado cuerpo, que hace que preste más atención al momento como es de suponer. Se mete en la cama de un salto y me abraza abraza con fuerza, colocándome sobre él, sobre su perfecto cuerpo, sobre su cálido, pálido y perfecto torso.
No entiendo cómo puede estar caliente, coloco mi cabeza sobre su pecho, oyendo los latidos de su corazón, terriblemente acelerados.

--Relájate Harry, se te va a salir el corazón-digo susurrando aún entre tiritones.
--El susto que me has dado ha sido bueno-dice besándome en la cabeza-pensé que te perdía.
--No es tanto, solo es agua fría-digo sin más, abrazándome a él con fuerza, sintiendo como su calor pasa a mi cuerpo lentamente.
--Agua congelada Martha, te podría haber dado algo ahí mismo, no me vuelvas a hacer eso por favor-dice en forma de reprimenda.
--Has sido tú el que ha tropezado-le objeto con diversión.
--Y tú la que no has querido admitir que yo te quiero más.
--Yo más, calla y descansa.
--Tonto, yo más.
--¡Eh canijo! Dice mamá que baj...-dice una chica más mayor que yo entrando en la habitación.
--¡GEMMA!-dice Harry molesto tapándonos con las mantas hasta el cuello-¡SE LLAMA ANTES DE ENTRAR!
--Vale, vale, lo siento-dice la chica saliendo de la habitación-¡MAMÁ!¡TU PEQUEÑO SE HA HECHO MAYOR!-se oye a la chica, llamada Gemma, gritando fuera .
--Bien Gemma...bien así se hace-susurra Harry irónico y algo molesto.
--No sabía que tu hermana siguiera aquí, pensé que se había marchado ya de casa.
--No, sigue aquí dándome el tostón y mi madre vendrá en tres...dos...uno...-dice a modo de cuenta atrás.
--¿Se puede?-dice una voz femenina desde detrás de la puerta.
--Te lo dije-dice haciendo que riamos-¡No mamá, ahora no!-dice Harry elevando la voz.
--Bueno, bueno, tened cuidado.
--Que mal pensados que son todos-habla Harry don diversión.
--Un poco-respondo riendo.

Levanto la mirada y me encuentro con sus ojos verdes, sonriéndome, caigo en sus adorables mejillas, en las cuales se forman sus hoyuelos y que ahora tiene rojas, eso no es bueno, me siento a su altura, le pongo la mano en el cuello, está ardiendo, aunque mis manos están heladas por eso tanto contraste, pongo mi frente pegada a la suya para comprobarlo, pero no, no es por mis manos heladas, Harry está ardiendo, tiene fiebre y yo diría que demasiado.
Él se muerde el labio inferior con diversión y me besa.

--Harry, párate quieto-le ordeno.
--No-dice mientras sigue besándome.
--Enserio, para-respondo molesta.
--¿Por qué?-pregunta extrañado
--Estás malo-digo mientras me levanto-déjame una camisa o algo.
--¿Para qué?
--Para ir a por un termómetro, déjame una.

Se levanta de la cama, dejándome ver su espalda, aún no tonificada ni musculada por completo, pero perfecta aún así, con esos bóxers negros que se le pegan a ese culo tan perfecto que tiene, que está para...
¡Martha!-me grita mi conciencia-guarda la parte pervertida, por favor, no seas salida, y menos en esta situación en la que estáis.Él se mueve hasta el cajón de una cómoda que tiene en la parte opuesta de su cuarto y saca una camisa de cuadros rojos y negros que le he visto ponerse en numerosas ocasiones y que le queda malditamente bien.

--¿Te vale?-pregunta ofreciéndomela.
--Si, perfecto-digo mientras la cojo.

Me la pongo y la abotono por completo, me queda grande, mejor, me tapa hasta por debajo del culo, justo lo que necesitaba.

--Túmbate y descansa-le digo seria.
--Que no, no es necesario, estoy-comienza a decir pero le interrumpe un golpe de tos-estoy bien.
--Duerme y calla, ahora vengo-digo mientras salgo de la habitación antes de que pueda rechistarme nada.

Salgo de su cuarto cerrando la puerta despacio para no causar ningún ruido y me dispongo a bajar las escaleras de esta enorme casa.
Hace tanto tiempo que no hablo con Anne, Harry siempre fue mi mejor amigo, estuvimos juntos y alguna vez me he quedado a su casa a dormir, pero no es que haya hablado especialmente mucho con ella, espero que por lo menos se acuerde de mí, aunque el que me presente con estas pintas después de salir de la habitación de su hijo quizás la moleste un poco...

--Hola, ¿tú eres...? ¿Martha no? la chica que está con mi hijo, antes erais solo amigos ¿verdad?-dice amable esa mujer de ojos claros con una sonrisa tan brillante como la de Harry.
--Sí, soy yo-respondo tímida-podría dejarme...-intento pedirla un termómetro pero me interrumpe.
--Emm, sí están en mi habitación-dice mientras sigue cocinando.
--¿Están? ¿En la habitación?-pregunto confusa.
--Si no querías, ¿precauciones?-dice confusa haciendo que yo ría.
--No, no es eso, un termómetro, creo que Harry está malo-digo vergonzosa.
--Oh, claro-responde divertida-por aquí, ven.

Ella camina vuelta a las escaleras y yo tras ella, en un silencio algo molesto, que ella interrumpe.

--¿Está malo y vosotros...?-pregunta extrañada.
--No hemos hecho nada, señora-respondo vergonzosa
--¿Señora?-dice riendo-por favor no me llames así que me siento vieja, solo llámame Anne-dice sonriente.
--Está bien-digo correspondiendo a su sonrisa.

Nos metemos en el baño y rebusca entre un cajón en el que parecen estar las cosas de botiquín. Coge el termómetro y salimos del baño. Nos dirigimos al cuarto de Harry.

--Te he dicho que estoy bien-dice quejica él desde la cama.
--Calla ya, que estás ardiendo-digo replicando.
--Anda póntelo-dice Anne dándole el termómetro.
--Que estoy bien, de verdad-insiste cabezón como él solo.

Resoplo molesta por su cabezonería, cojo el termómetro, levanto el brazo de Harry y se lo pongo bajo el brazo.

--No te muevas que se cae-digo sentándome a su lado.
--¿Y cuánto lleváis juntos?-pregunta Anne sentándose también.
--Pues...-comienzo a decir-...desde Marzo.
--Sí, desde entonces-confirma Hazza sonriente.
--¿Y no me lo habías dicho?-dice su madre fingiendo enfado.

No nos da tiempo a responder nada, ya que pita el termómetro bajo el brazo de Harry, lo cojo rápido.

--39º, ni te muevas de la cama-le ordeno.
--Pero si yo...-intenta decir.
--Calla y duerme-decimos Anne y yo al unísono.
--Perfecto, ahora tengo dos madres-dice enfurruñado lo que hace que Anne y yo riamos.
--Solo nos preocupamos por ti-volvemos a hablar a la vez, por lo que reímos de nuevo.
--Tienes que tomarte algo para esa fiebre-dice Anne.
--Sí, voy a por un ibuprofeno-digo levantándome de la cama.
--Para eso tiene que comer algo antes, voy a prepararte algo-se ofrece su madre.
--Yo te ayudo-dice Harry destapándose.
--Tú quédate en la cama.
--Y ponte algo que vas a coger frío-le replica su madre, por lo que yo río al ver que todavía sigue en ropa interior.

Le doy un pequeño beso en los labios, ahora de un color de humanos, tan perfectos y exquisitos que cualquier dulce le envidiaría con ese perfecto sabor tan adictivo.

--Va a pegártelo-me advierte Anne.
--No me importa si es por él-digo sonriendo.

Anne y yo nos levantamos de la cama, dejando a Harry refunfuñando en la cama, pero nosotras no le hacemos caso. Bajamos las escaleras de nuevo hasta llegar a la cocina.

--Bueno...¿y vosotros...?-pregunta curiosa.

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